Son representaciones que no obedecen a la existencia de algo real; son, más bien, una creación producto de la imaginación del individuo.
Se aprecia en ellas una variación respecto de aquello que fue percibido, apreciación que se da respecto de la percepción y no de la sensación primaria vivida en la percepción. El sujeto asocia datos sensoriales con imágenes mnésticas distintas de las que integraron aquella vez la correspondiente percepción primaria.
A diferencia de la representación mnéstica, el sujeto la experimenta la representación de la fantasía como objeto irreal, meramente representado, que no ha sido vivido anteriormente.

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