
Percepción propioceptiva y enteroceptiva, sin el estímulo externo correspondiente.
Son muy variables y muestran fluidas transiciones con respecto a las alucinaciones táctiles. En estas últimas el énfasis alucinatorio está puesto en la sensibilidad cutaneotáctil; en cambio, en las cenestésicas, en la propiocepción y enterocepción. Se trata de sensaciones de estar petrificado, disecado, reducido de tamaño, vacío, hueco, de ser de oro, de piedra por dentro.
Los pacientes refieren animales instalados en sus órganos o sienten que en su interior se realizan movimientos o bailoteos extravagantes. Es frecuente que estas alucinaciones afecten los órganos genitales, con sensación de orgasmo, estimulaciones eléctricas, o las propias de un coito.
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