Pese a que la captación sensorial es perfecta, la carga afectiva predispone a una falsa percepción mediante el agregado de particularidades y atributos que no pertenecen a la sensación real, y que tienen relación con el estado afectivo predominante.
Se observa en todos aquellos estados en que hay un compromiso afectivo intenso, particularmente miedo, éxtasis o rabia.
En estados de miedo: Se confunden formas y objetos con personas al acecho y dispuestas al ataque; se oyen voces donde sólo hay ruidos; el sabor y olor de los alimentos se hacen extraños y desagradables.
En estados de éxtasis: La actitud de conmovida contemplación hace ver que las imágenes religiosas sonríen, los ruidos próximos son palabras de la imagen, una corriente de aire es un efluvio emanado de la imagen venerada.
Debe estar conectado para enviar un comentario.