Trastorno de la psicomotricidad en que los pacientes se oponen a todo cambio o modificación en su estado, posición o actitud, y evitan la aproximación. Si se les habla, se van a un rincón; si se les saluda no responden, miran para otro lado. En casos más severos, se ponen rígidos cuando se les va a examinar, pudiendo llegar al estupor negativista, en que la contracción de la musculatura es tal, que el paciente puede ser alzado de la cama cogiéndolo de una mano.
El negativismo puede ser activo o pasivo, según sea la sensación de participación que nos dan los pacientes en su actitud de rechazo:
Los pasivos dan la impresión de que no se inmutaran frente a los requerimientos del medio ambiente.
Los activos pareciera que están decididos a no cooperar, llegando muchas veces a emitir conductas en relación a los solicitado o esperado, pero que son todo lo contrario de lo demandado.
El negativismo como tal presenta una discontinuidad inexplicable. En forma absolutamente impredecible el paciente realiza lo solicitado.
Ejemplo
El negativismo de un paciente catatónico era pasivo y activo. No cooperaba en absoluto en la entrevista, permanecía mutista, con la cabeza hacia abajo. Cuando se le daban órdenes simples, hacía todo lo contrario. Si se le solicitaba entrara a la oficina, se retiraba; si se le pedía que se sentara, se paraba, y si se le decía que se parara, se sentaba.

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