Son ideas delirantes que surgen en el perturbado de conciencia; por lo mismo, sus características propias están dadas por ese estado. Son comprensibles para el terapeuta en cuanto son concordantes con el estado afectivo del paciente; sin embargo, no lo son al modo de las ideas deliroides, dado que los fenómenos vividos desde la conciencia alterada son privativos del enfermo, lo que hace más difícil para el observador precisar la relación entre la idea y el estado afectivo del mismo (en especial en el estado delirioso).
Dado el componente amnéstico propio del perturbado de conciencia, el paciente no configura sistemas delirantes. Sus conductas son concordantes mientras dura el fenómeno de alteración de conciencia; habitualmente son transitorias, cambiantes en relación a su ciclo sueño vigilia (predominio nocturno). No se logra explicar con claridad, por la habitual incoherencia del enfermo, el cual no intenta verificarlas a partir de coincidencias o razonamientos deductivos.
a. Percepciones deliriosas
Ocurren cuando, a percepciones auténticas, el paciente les da un significado anormal. Son también comprensibles para el terapeuta, desde el trastorno de la función de interioridad de la conciencia y el estado afectivo que esta alteración provoca. Este efecto está desmandado, coge por entero al paciente y sus vivencias, de tal manera que éste se crepusculariza, perdiendo la vivencia de temporalidad y, asimismo, el registro mnémico. Ésta es la diferencia fundamental con la percepción deliroide, que también se origina en un estado afectivo, pero en uno que no es crepuscular, por lo cual el paciente recuerda las percepciones, las ubica en su sistema delirante y las defiende.

Casos Clínicos

Arte y Literatura

Videos y Películas

Autores Clásicos

Neurobiología
b. Ocurrencias deliriosas
Ocurren cuando, a percepciones auténticas, el paciente les da un significado anormal. Son también comprensibles para el terapeuta, desde el trastorno de la función de interioridad de la conciencia y el estado afectivo que esta alteración provoca. Este efecto interfiere por entero al paciente y sus vivencias, de tal manera que éste se crepusculariza (estado de estrechamiento de conciencia), perdiendo la vivencia de temporalidad y, asimismo, el registro mnémico.
Ésta es la diferencia fundamental con la percepción deliroide, que también se origina en un estado afectivo, pero en uno que no es crepuscular, por lo cual el paciente recuerda las percepciones, las ubica en su sistema delirante y las defiende.

Casos Clínicos

Arte y Literatura

Videos y Películas

Autores Clásicos

Debe estar conectado para enviar un comentario.