El pensamiento es un flujo de ideas que necesita ser suficientemente pausado para permitir completar conceptos, ideas y juicios, conjugar el todo con sus detalles necesarios, y comunicarse a través del lenguaje.
El pensamiento cursa en nuestra mente con una determinada velocidad: una idea nos lleva a otras, asociamos, abstraemos, deducimos, generalizamos. Y si queremos comunicar lo que estamos pensando, requiere (para no perder eficacia) una velocidad concordante con la del confluir del entorno.