El paciente se muestra displacente y toma la relación a chacota, con muy poca adecuación a la seriedad de la situación, como poniéndose por encima de ésta y decidiendo trivializar todo lo referente a su persona, dándole a la relación un giro mezcla de humor y desafío.
Ejemplo: Un paciente hebefrénico refiere: “Y yo pretendo mi destino, mientras el viejo barbón se da vueltas de carnero en una playa de Bermudas”. Solicitándole mayor explicación, alude con tono liviano a que Dios lo ha abandonado en su proyecto de ser Presidente de la República.

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