Por último, en el estrato de los sentimientos espirituales —o sentimientos de la personalidad— (por ejemplo, beatitud, desesperación, tranquilidad, serenidad, paz del alma) accedemos, por el lado del objeto, también a valores espirituales; por el del sujeto, al ser y valor propio de la persona espiritual.
Dividiremos los trastornos de los sentimientos de valor en: