Con el fin de delimitar más pedagógicamente la alteración de la función de realidad usando términos diferenciadores, designamos Trastorno de la apreciación de realidad al compromiso leve del principio de realidad; Trastorno del sentido de realidad el compromiso severo del principio de realidad y Trastorno del juicio de realidad al compromiso grave del principio de realidad.
2.1.a. Trastorno de la apreciación de realidad con relación al entorno
El Yo capta y percibe la realidad con un sesgo importante. Su conflicto reside en apreciar los hechos, las personas y objetos que lo rodean desde una predisposición interna, repetitiva, rígida, poco flexible y obstinada, con especial dificultad para enriquecerse en su interacción con ella, y más bien enfrentándola con moldes prefijados.
Esta apreciación parcial de la realidad compromete la funcionalidad yoica, afectando en un grado significativo su estabilidad, fortaleza, capacidad de romper círculos viciosos y flexibilidad adaptativa.
Es muy difícil fijar los límites de la elaboración sana de la realidad (apreciación de la realidad), pero podríamos decir que ella altera el relieve de la realidad en el sentido de que, en su apreciación, el Yo sano omite elementos de ella y exalta o advierte otros, sin caer en errores propiamente de juicio.
El obsesivo siempre aprecia la realidad como caótica, lo que despierta en él deseos de controlarla. El histérico la mira desde el prisma de lo sensual, de la excitación, y trata de manejarla para obtener estas satisfacciones. El dependiente repara en los aspectos de apoyo o abandono, y su manejo se orienta a conseguir el primero. Un narcisista percibe y distingue casi exclusivamente las fuentes de admiración y las de rechazo, para aproximarse a unas y alejarse de las otras.
2.1.b. Trastorno del sentido de realidad con relación al entorno
En este nivel de compromiso, el Yo capta la realidad con un sesgo tal que no sólo compromete su apreciación, sino además su sentido. En este Yo es difícil precisar cuál es su propósito vital, hacia dónde camina, qué busca y de qué manera incorpora los elementos de la realidad para construir sus proyectos. No se advierte el sentido en las áreas más relevantes de su vida.
En los paciente con trastornos de personalidad graves se puede evidenciar que su vida laboral es inestable, discontinua e inconsistente, dejada al arbitrio de las circunstancias, con expectativas muy pobres o extremadamente altas para sus posibilidades y condiciones. Su vida afectiva sufre similar caos. Relaciones de pareja inestables, sin proyección, múltiples y cambiantes, o muy pobres y casi inexistentes. Lo mismo en su vida familiar. Esta misma desorganización se muestra en sus compromisos con la sociedad y en sus sentimientos de trascendencia. Sus amistades son vividas con igual sentimiento de inmediatez y sin el necesario cuidado y cultivo que requieren para proyectarse con un sentido propio para él.
2.1.c. Trastorno del juicio de realidad con relación al entorno
El trastorno del principio de realidad en este nivel es grave. Se ve afectado el cimiento, los ladrillos básicos que permiten al Yo captar un sentido de realidad y apreciar la realidad.
Este proceso de conmoción yoica puede provenir desde lo sintomático —por ejemplo un compromiso de conciencia—, pero también desde un compromiso más estructural, derivado de una deficiente integración de las polaridades de la dimensión realidad-irrealidad, donde el Yo va quedando sumido en la irrealidad. Tal proceso de desintegración yoica conduce a las percepciones y ocurrencias delirantes primarias, donde el entorno es paranoideamente amenazante, y esquizoideamente evitado.
Por ejemplo, en el esquizofrénico el desplazamiento y anulación de la realidad en esta dimensión son evidentes, y fácilmente comprensibles. La falta de integración de los extremos llega a ser caricaturesca. Cuando la irrealidad no ha invadido totalmente la realidad, la falta de integración se muestra en esa escisión de dos mundos que vive el esquizofrénico y que lo lleva a la doble orientación. Fue lo que Bleuler describió bajo el término de ‘ambivalencia’.
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