La percepción de la conciencia del Yo en relación al entorno, está condicionada por el principio de realidad, que se expresa en tres niveles:
1.1.a. Apreciación de realidad con relación al entorno
Inevitablemente la realidad es percibida desde el prisma de las necesidades, motivaciones, deseos, temores, etc., del Yo del sujeto. Una adecuada apreciación de la realidad supone que ni el mundo interno motivacional desplaza la realidad, ni la realidad descarnada impide que sea investida por estas necesidades internas, de tal manera que el Yo viva con una flexibilidad que le permita captar la realidad tal cual es, pero también moldearla y distorsionarla levemente, para su propia tranquilidad. Esto confluye a su estabilidad y sensación de fortaleza. Como no le teme a la realidad por esta buena interacción, se enriquece con ella y, por lo tanto, tiene capacidad de cambio.
1.1.b. Sentido de realidad con relación al entorno
El Yo extrae de la realidad una información en un todo desde donde elabora el sentido de su proyección y existencia en la vida. En esta interacción con la realidad construye planes coherentes que tienen que ver con sus posibilidades, tanto las relativas a su vocación de estudio y trabajo, como respecto de sus amistades, su vida afectiva de pareja y familiar, sus compromisos con la sociedad, con la trascendencia, etc.
1.1.c. Juicio de realidad con relación al entorno
El juicio de realidad se estructura desde la vivencia de realidad. La indemnidad de esta función, básica y primaria, permite al Yo registrar el significado de lo percibido. Es a partir de estas significaciones básicas de lo percibido en su entorno, que el Yo es capaz de construir sentidos de realidad y puede apreciar la realidad.
Cuando el principio de realidad se compromete a este nivel, tan fundamental, el Yo está prácticamente desintegrado en su estructura y organización.