Una vez fijados los hechos en la estructura y organización psicológica, para que sean evocados posteriormente deben poder conservarse. La capacidad de conservación también dependerá de los factores que mencionamos para la fijación; sin embargo, hay también un factor natural que afecta necesariamente la conservación: el olvido.
El olvido es la atenuación gradual del recuerdo, que poco a poco pierde intensidad y nitidez hasta llegar a borrarse por completo. Éste es un hecho normal y fisiológico de la memoria, y contribuye a diferenciar la imagen real y actual de la imagen del recuerdo, restándole nitidez, intensidad y corporalidad.
La conservación de los hechos en la memoria se acentúa y fortalece con la evocación periódica, y de esta manera se reduce el olvido. Además, sólo se conserva aquella información que, registrada recientemente, se integra con los conocimientos y experiencias preexistentes del sujeto